Yo que he muerto muchas veces
como un vampiro acosado por estacas ,
sé de las ausencias
del segundo que no que acaba ;
del abandono triste en mausoleos grises
sé del corazón que sangra .
De la boca sin palabra ,
de la palabra en silencio
del silencio en la opacidad ;
de la opacidad que se arraiga
en las tierras profusas del alma .
Sé de esos encuentros con uno solo
de ese esperar mientras se cae al vacío ,
de ese caminar minúsculo en un centímetro
en donde nunca se llega ni se termina el paso
diminuta es la eternidad ante el hastío
en la soledad amando sin ti y contigo .
Muriendo cada despertar
por la ausencia que no es ausencia ,
solo quebranto
que intenta atrapar en el recuerdo ;
de aquellos momentos el último hálito .
Arraigo profundo
-delirante-
consecuencia de querer lo volatil ,
escencia inmortal de un sincero amor ;
en la agonia encadenada para siempre ,
de un espectro adorando al sol .
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